martes, 22 de noviembre de 2016

¿Qué hay del ahora?

¿Sabés que es lo que pasa? Que yo lucho cada día diciéndome "soy más que mi futura profesión" y lo repito cuantas veces haga falta, hasta que esas palabras se me graben en la mente y en el alma, y me de cuenta de que detrás de los libros, tengo algo más importante, que es una vida.
¿Y sabés que pasa? Que la vida es más que el pensar en el mañana. 
 "Cuando te recibas vas a empezar a vivir" me decís. Y me lo decís así, tan natural, como si fuera lo más normal del mundo que empiece a vivir después de ocho años de carrera, de toda la vida sin parar de estudiar.
Hay veces en las que me gustaría mandar todo a la mierda sólo por el hecho de ver cuánta presión ponés en mí, como si la meta de mi vida fuera ser médica. Y no lo es, es mucho más que eso.
¿Y sabés que pasa? Que cuando ando un día cansada y agotada de siempre la misma historia, voy y busco tu apoyo, y te digo que estoy cansada de ver cómo pasan los mejores años de mi vida sentada en un escritorio. Y tu respuesta es siempre la misma "pero después...". Después, siempre después. Después voy a estar contenta de mi esfuerzo, de mi sacrificio. Después voy a empezar a vivir.
Y yo siempre me voy igual de decepcionada y sintiéndome totalmente incomprendida con tus respuestas.

Estoy cansada del después, ¿me entendés? Eso pasa.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Amigos.

"No confío en la gente que cree tener muchos amigos. 
Es señal de que no conocen a los demás."

viernes, 18 de noviembre de 2016

Aurora boreal.

Quien conoce lo mínimo de mí me habrá escuchado decir alguna vez: 
"no me quiero morir sin ver una aurora boreal".
Es la mismísima belleza de la naturaleza que grita su presencia, 
queriendo hacer notar su magia.
Las miraría día y noche intentando coleccionar en mi memoria todas las tonalidades posibles. Jugando a ver qué inspiran en mi alma. 
Igual que una persona se sienta frente a un cuadro. 
Es arte, es pasión pintada en el cielo.
Y tiene tanto que decir.
Y tiene tanto que despertar en mí.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Lejos.

¿Creen que será posible?
Arrancar una hoja, hacer un barquito de papel 
y antes de largarlo al mar tirarme adentro.
Y que la marea nos lleve.
A cualquier lado, no me importa, 
mientras que sea lejos.
Mientras que no sea capaz de ver lo que quedó de mí.
Mientras que la única opción que me quede sea empezar de cero.
Reinventarme.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Preguntas.

¿Y si nos armamos de valentía?
¿Y si decimos todo aquello que callamos?
¿Y si hacemos todo eso que pensamos?

domingo, 11 de septiembre de 2016

Locura por cordura.

Las vueltas y cambio de direcciones que da el viento 
se quedan chicos comparado a tu persona. 
Sos tan inestable que, a veces, me da miedo. Bueno, a veces no, siempre. 
Planeás proyectos radicales basados en la nada. ¡En la nada! 
Y después estoy yo, que cada cosa debe ir a su lugar, que debemos medir centímetro por centímetro el siguiente paso a hacer, 
después de haber evaluado todas las posibilidades. 
Me cuesta creer por momentos que tenemos la misma sangre 
corriendo por nuestras venas. 
Me cuesta escucharte hablar y entenderte
porque definitivamente somos polos opuestos. 
Yo soy pura mente neurótica. 
Vos sos puro corazón incoherente. 
Con lo primero que te ilusionás, lo convertís en tu vida. Después sale mal, obvio, porque no hubo tiempo para pararse a pensar en un primer momento. Y te ponés mal, y me lo contás y yo me muerdo los labios para no decir "ya sabía que iba a pasar esto", y mientras te escucho ya voy temiendo al día de mañana cuando vengas con otro plan igual o más (creo que van en potencia) de alocado.

Me gustaría poder cederte un poco de mi cordura, y robarte algo de tu locura.
Creo que a ambas nos haría bien.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Juguemos.

Ella releyó el mismo texto una y otra vez, exprimiendo las palabras en un intento de recabar más información de la que él ofrecía. Sin embargo no tuvo mucho éxito, el texto era lo suficientemente sutil y perfecto como para insinuar pero no para revelar. Y como siempre que no consigue entender algo, su cabeza no la dejó descansar girando entorno a las mismas palabras, de noche hasta la madrugada.

Pero no. No soy yo. Mis ojos tristes y mis versos en servilleta de café no despertarían tal sentimiento. 

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Echémonos a perder.


"No te quedes inmóvil al borde del camino. No congeles el júbilo, no quieras con desgana. No te salves ahora. Ni nunca. No te salves. No te llenes de calma, no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo. No dejes caer los párpados pesados como juicios. No te quedes sin labios. No te duermas sin sueño. No te pienses sin sangre. No te juzgues sin tiempo.

Pero si , pese a todo, no puedes evitarlo y congelas el júbilo, y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas... entonces, no te quedes conmigo."


No sé por qué este clásico de los clásicos de Benedetti no estuvo antes presente por este rinconcito. Creo que va siendo hora. Sobre todo porque creo que lo tenía olvidado (y me refiero a la enseñanza). Salvada, dormida, podemos ponerle el nombre que quieran. Hace no mucho que me di cuenta que estaba así. Un amigo me dijo "parecés siempre cansada" y esa simple frase, que para él sólo habrá sido un comentario más de una mañana cualquiera, quedo retumbando en mí. Me di cuenta. Me di cuenta de que eran mis párpados pesados como juicios. Hace ya unos meses que estoy intentando ser una mejor versión de mí misma. Alguien que piense con sangre, que no congele el júbilo. No sabía que estas cosas se podían olvidar. 
Pero que lindo es sacarlas de nuevo a flote...

domingo, 7 de agosto de 2016

Virtudes y defectos.

Veo una gran virtud y un gran defecto en ti. 
Tu virtud es el exceso de amor propio. 
Yo pagaría por tener, aunque sea, un cuarto de amor por mí 
del que tú tienes por ti. 
Aun recuerdo esa cara de incomprensión y mirada acusadora diciendo 
"esta esta loca" 
cuando una tarde de domingo respondíamos a la pregunta 
de si nos llevaríamos bien con nosotros mismos 
y fui la única en dudar...
"Eso habla muy mal de vos" me dijiste. 
Y yo me sentí pequeña, me sentí menos que todos. 
Pero es que hay tantas cosas que no me gustan en mí
que para mí lo extraño fue la rapidez con la que todos respondieron "sí".

Y tu defecto, efectivamente, es el mismo que tu virtud: 
el exceso de amor propio. 
Porque, aunque suene ilógico y estúpido, 
el no quererse a uno mismo, este sentirse pequeña constantemente
 y menos que el resto del mundo... Te hace crecer. 
Te hace buscar nuevas formas de innovarte, de avanzar, de brillar, 
de querer aprender de otros (porque cualquier otro sabe más que uno mismo).

Lo ideal seria la balanza equilibrada entre exceso de amor propio y el autodesprecio, 
pero yo aun, no he conocido a nadie que lo maneje como se debe. 
Tan solo gente que se viste de falsa modestia, 
o gente que se levanta todas las mañanas y se intenta convencer frente al espejo 
de que es grande, con una sonrisa un tanto rota.

Preguntas sin respuesta.

Me miraste como nunca antes me habías mirado
y me hablaste como nunca antes me habías hablado.
Y mientras yo me preguntaba en qué parte tuya habías quedado escondido
tú me preguntaste despectivamente
si acaso yo creía que podía cambiar el mundo.
"¿Eso sería algo malo?" te respondí yo.
Nunca obtuve respuesta alguna.

miércoles, 3 de agosto de 2016

A d i ó s .

Un adiós que se suma a la colección. 
Yo ya los conozco. Tengo varios... de distintos tamaños, formas y colores. 
Pensaba que hoy sería uno más del montón. 
Pensaba que hoy, acostumbrada a tantos, mi único papel sería tomarlo como se toma cualquier libro y apilarlo en la biblioteca de despedidas
Y sin embargo, recién hoy descubrí que hay cosas que no importa cuantas veces se vivan, cuantas veces se crea superado.

Duele igual

Hay cosas a las que no nos podemos volver inmunes. 
Me será siempre imposible decir adiós sin derramar una lágrima
(no importa cuán rápido pestañee para que tú no la llegues a notar).

Duelen las despedidas.
Duele la incertidumbre de cuándo te volveré a ver.

domingo, 17 de julio de 2016

Lo que pasa, no vuelve.

El tiempo vuela más rápido de lo que me toma girar la cabeza 
para ver las manecillas del reloj. 
"¿Por qué no haces esto, por qué no haces tal otra cosa?" 
tengo una vocecita en mi cabeza constante que siempre me cuestiona. 
Miles de cosas por querer hacer. 
Miles de cosas que pienso que más adelante habrá tiempo para ellas. 
Y sin embargo, veo abrumada la fecha en el calendario y no comprendo. 
"¿Julio? ¿En qué momento llegamos a Julio?". 
Tantos días, tantas horas. 
Pasaron y no me di cuenta
Y entonces me enfado. 
Me enfado porque la vida tiene que ser más que esto, 
más que ver correr la arena entre nuestros dedos sin poder retenerla, 
no importa cuánto apretemos.


¿Qué me estoy perdiendo? ¿Qué estoy haciendo mal?
¿Cómo puedo exprimir cada segundo de vida y ser consciente de ello?
¿Cómo darme cuenta de que estoy viva?
De que los días que pasan, no vuelven.
Cómo es que me quejo al levantarme por las mañanas
cuando la lógica me dice que tendría que quejarme por tener que irme a acostar...



domingo, 24 de abril de 2016

Mudanza (9)


(...) Y como en toda mudanza, una aprovecha para ver qué tiene. Lo cierto es que me sorprendió ver la cantidad de recuerdos que guardo. 
De recuerdos vacíos, de personas que ya no siguen más en mi vida. 
Personas que una vez que quise y ya no tengo
Quizá por distancia
Quizá por cuestiones de la vida
Quizá por mí
porque algo dentro mío me dice que siempre tiendo a alejar a las personas.
La cosa es que guardo cartas, fotos, e infinitud de tonterías. En las cartas, escriben que soy su mejor amiga, o lo mucho que me quieren. Y no puedo evitar sonreír con ironía, porque nada queda de aquello. 

Me hizo preguntarme si ellos alguna vez me recordarán. 
Si seré yo también un recuerdo frío 
que guardaban en el fondo del armario,
 y que de vez en cuando, tienen la oportunidad de sacarlo a flote. O si acaso no conservan nada mío, si se desprendieron de esas pequeñas tonterías hace rato, porque el tiempo pasó, porque ya no importaban.
Con cierta tristeza me inclino más a esta última opción.

La gente entra y sale de nuestras vidas, eso lo sabemos todos.
Pero es tanta la gente que sale y que, cuando miro atrás, no entiendo el por qué. 
Quizá sea que nunca entraron para quedarse.
Decime, vos. ¿Estás para quedarte?