domingo, 7 de agosto de 2016

Virtudes y defectos.

Veo una gran virtud y un gran defecto en ti. 
Tu virtud es el exceso de amor propio. 
Yo pagaría por tener, aunque sea, un cuarto de amor por mí 
del que tú tienes por ti. 
Aun recuerdo esa cara de incomprensión y mirada acusadora diciendo 
"esta esta loca" 
cuando una tarde de domingo respondíamos a la pregunta 
de si nos llevaríamos bien con nosotros mismos 
y fui la única en dudar...
"Eso habla muy mal de vos" me dijiste. 
Y yo me sentí pequeña, me sentí menos que todos. 
Pero es que hay tantas cosas que no me gustan en mí
que para mí lo extraño fue la rapidez con la que todos respondieron "sí".

Y tu defecto, efectivamente, es el mismo que tu virtud: 
el exceso de amor propio. 
Porque, aunque suene ilógico y estúpido, 
el no quererse a uno mismo, este sentirse pequeña constantemente
 y menos que el resto del mundo... Te hace crecer. 
Te hace buscar nuevas formas de innovarte, de avanzar, de brillar, 
de querer aprender de otros (porque cualquier otro sabe más que uno mismo).

Lo ideal seria la balanza equilibrada entre exceso de amor propio y el autodesprecio, 
pero yo aun, no he conocido a nadie que lo maneje como se debe. 
Tan solo gente que se viste de falsa modestia, 
o gente que se levanta todas las mañanas y se intenta convencer frente al espejo 
de que es grande, con una sonrisa un tanto rota.

Preguntas sin respuesta.

Me miraste como nunca antes me habías mirado
y me hablaste como nunca antes me habías hablado.
Y mientras yo me preguntaba en qué parte tuya habías quedado escondido
tú me preguntaste despectivamente
si acaso yo creía que podía cambiar el mundo.
"¿Eso sería algo malo?" te respondí yo.
Nunca obtuve respuesta alguna.

miércoles, 3 de agosto de 2016

A d i ó s .

Un adiós que se suma a la colección. 
Yo ya los conozco. Tengo varios... de distintos tamaños, formas y colores. 
Pensaba que hoy sería uno más del montón. 
Pensaba que hoy, acostumbrada a tantos, mi único papel sería tomarlo como se toma cualquier libro y apilarlo en la biblioteca de despedidas
Y sin embargo, recién hoy descubrí que hay cosas que no importa cuantas veces se vivan, cuantas veces se crea superado.

Duele igual

Hay cosas a las que no nos podemos volver inmunes. 
Me será siempre imposible decir adiós sin derramar una lágrima
(no importa cuán rápido pestañee para que tú no la llegues a notar).

Duelen las despedidas.
Duele la incertidumbre de cuándo te volveré a ver.