No aspiro a serlo, pero si algún día fuera profesora explicaría todo con pasión. Por más que sea un tema más bien horrible, con pasión. Siempre hay algo bello dentro de lo que no nos atrae demasiado. Poniendo pasión en lo que hablás es como atrapás a quien te escucha.
Recuerdo a mi profesor de biología en el secundario, Juan Romero era su nombre. Siempre llegaba a clase, con un llavero en forma de lagartija colgando de sus llaves, mirando hacia la ventana con una sonrisa y diciendo que él lo que veía era fotosíntesis.
Creo que él fue quien hizo que me apasionara por la biología, por más que jamás fui una chica de sobresalientes, y me costara mucho lo que estudiaba, siempre me incliné hacia aquel lado: la biología.
De ahí desvié hacia el ámbito de la salud y quizás algún día llegue a ser médica y todo, gracias a la pasión de un profesor.
Recuerdo que también teníamos geología con él, una materia que siempre me resultó de lo más aburrida dentro de todas las materias posibles. Pero él le ponía pasión incluso a las piedras. Un día me descubrí a mí misma en una exposición geológica sin saber cómo había llegado hasta ahí.
La pasión nos mueve,
la pasión mueve el mundo.
Pongamos pasión en lo que hacemos y jamás nos equivocaremos.