martes, 23 de diciembre de 2014

Diciembre

Y estamos de vuelta. Diciembre y su olor a viejo, como esos cuadernos con apenas un par de hojas libres para garabatear. Diciembre y su tono sepia, donde nos creamos nuestra propia película echando la mirada hacia atrás, viendo todo lo que hemos recorrido. 
Diciembre y sus miles de analogías.

A mi me gusta imaginarlo como una torta de cumpleaños. Y llegado las doce horas del día 31, soplamos las velitas en el interior de nuestras cabezas. Y pedimos tres deseos. Y obtenemos un nuevo cuaderno con hojas blancas por estrenar, lleno de expectativas.

Como si cambiar un tonto número en nuestro calendario fuera a hacer una diferencia.
Pero una vez conocí un chico que ya no recuerdo ni su nombre, pero que dijo algo que aún sigue sonando en mi cabeza de vez en cuando...
 Darle significado a las cosas. Tomar algo y a ese algo cargarlo de importancia. 
Él puso el ejemplo de un anillo que se compró al empezar los estudios, y lo importante que ahora le resultaba, porque lo acompañaría hasta el día que se recibiera. Recuerdo que en ese momento sentí envidia de ese anillo. Bueno, más que del anillo del sentimiento.
Y a lo que vengo con toda esta anécdota es que a veces nos creemos que nos pasaron de largo las hojas del calendario sin hacer nada, sin vivir nada que sea transcendental. 
Y lo que no nos damos cuenta es que somos nosotros mismos los que tasamos el precio de nuestros días. 
Soy yo la toma una charla como algo que atesorar, o soy yo la que la deja convertirse en cenizas. 
Soy yo la que atesora anillos o soy yo la que ni nota que lleva en su mano.
Aprendamos a vivir el día a día dándole importancia a las pequeñas cosas que nos rodean, que normalmente todos pasamos de largo.

Y llenémonos de sueños (éstos nunca han de faltar)
y de ganas de hacer.
Cualquier cosa, pero de hacer.

Felices fiestas. 
Feliz día a día.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Just a thought.

Siento que domino bien mis emociones.
Y yo lo que quiero (necesito)
es que sean ellas las que me dominen a mí.