sábado, 15 de noviembre de 2014

Acrópolis.

Necesitaba saber su nombre. ¿Por qué?, ¡vamos!, ¿por qué?... 
No lo comprendo, pero el caso es que iba metiéndome en el agua... 
Y es cosa que siempre me ha reventado ver en el cine, los tipos que se meten con botas y pantalones, como sin darse cuenta. Lo encuentro falso, falso: es una simulación del arrebato, es algo así como decir "estaba ciego de"... 
Yo me daba perfectamente cuenta de que me metía en el agua: para eso me había quitado los zapatos y seguía metiéndome aunque ya no podía levantar más las faldas. Me daba un poco de vergüenza... no, de lo que me daba un poco era de miedo; de eso es de lo que me daba vergüenza, pero quería saber su nombre
Ahora ya no me daba miedo y sigue dándome vergüenza. Bueno, yo creo que también sigue dándome miedo. ¿No es idiota seguir pensando en ello? No se me borra de la cabeza, es como un rasguño o un cardenal, una lesión, como cuando dice uno, "debo haberme dado un golpe aquí, porque me duele"... Pero no fue un golpe inadvertido, fue todo lo contrario, un propósito del que no podía apearme, necesitaba saber su nombre.