"Mentir, ¿por que? Engañar, ¿cual es el fin? La verdad nos hace libres, ¿por qué desperdiciar el valor de la vida con traiciones si cada segundo es irrecuperable?"
Siempre voy a recordar esta situación:
Tres amigos de la facultad y yo, a la salida de clase, íbamos a comer algo y estábamos de camino en el auto de uno de ellos, cuando a mi amigo le sonó el celular. Era su novia, con la cual llevaba poco tiempo, y recuerdo que en vez de decirle la verdad (a donde iba, con quién, a qué) le dijo una mentira que ahora mismo no recuerdo ni importa. Supongo que habré quedado como una histérica en ese momento, pero recuerdo haber estado un largo tiempo haciéndole ver que era una mentira sin necesidad de mentira.
¿Acaso le mentía porque estaba en camino de serle infiel? Lo cual, claro está, hubiera sido más horrible. Pero la cuestión no es esa, lo que quiero remarcar es que él tranquilamente iba a pasar un buen rato con sus amigos y lo ocultó. Sin razón alguna. Sin que la mentira fuera a sacarle a él o a su novia algún provecho, o evitar alguna situación.
Creo que el ser humano es adicto a las mentiras.
Miente porque sí, ya ni siquiera se para a pensar por qué lo está haciendo, es como algo automático.
Decimos mentiras como respiramos.
¿Cuán triste es esto?