Creo poder con todas las emociones salvo la injusticia o aquello que me de rabia. Cuando tengo que hablar de ello, se me atoran las palabras, se acumulan, y me desbordan por los ojos en forma de gotitas saladas. La peor de las emociones, diría yo, la que más necesita ser escuchada.
Y yo no sé como hacerme escuchar.