Así estamos. Ajetreados de trabajo. Pilas de libros que debemos leer. Con agendas que explotan de pendientes. Con nuestra cabeza que hace malabares para estar en todo a todo momento. Así estamos. Siempre con cosas que parecen urgentes. Con prioridades impuestas, o que quizá uno mismo eligió en medio de un soñar que los días eran más largos. Y así nos vamos olvidando de cultivar lo más importante: nuestra alma. Darle alas, pintarla, echarla a volar. Ahora sólo escribo en mi cabeza. Ahora sólo canto entre susurros a las 6 am cuando espero el transporte para ir a trabajar. Ahora sólo hago una pequeña introspección a la noche, antes de de que mis ojos cansados caigan dormidos.
El alma.
Propongo una agenda de bienestar psíquico. Esta mínimo debe incluir 3 bailes semanales que sean con música a máximo volumen mientras dejamos la mente en blanco, preferentemente será una vez llegados del trabajo, tiramos el bolso y nos vamos quitando los jeanes y el corazón apretados. La adición de abrazos de parte de cualquiera será un "must" diario. La introspección no se deberá limitar a los domingos por la tarde. Se deberá cantar como aerosmith en don't wanna miss a thing al menos, dos veces semanales. Escribir, para entender qué nos pasa, mínimo, día por medio, pero está sujeto a la intensidad de las vivencias semanales.
El alma.
Nosotros.
Querernos.
Autoabrazarnos.
Automimarnos.
Dejarnos florecer.
No olvidarnos de que existimos y darnos alas.