jueves, 2 de julio de 2020

Sólo con amor.

Llegaste  y ya sé que te pasa algo.
Lo noto en tu mirada, en esa distancia que no te das cuenta que ponés.
En ese caparazón que se te forma alrededor de la piel
y en las espinas que se empiezan a alzar como un puercoespín. 
Hablás de cosas banales, como queriendo fingir que no hay nada que te molesta.
Y yo sonrío, y te escucho. 
Y no me acerco demasiado porque tus espinas están alerta.
Y en el fondo tengo miedo, miedo porque espero la puñalada.
Y llegado un punto explotás y lo soltás.
Me escupís un mar de palabras, 
a veces medias desordenadas y me cuesta entender,
me cuesta nadar en tu corriente.
Yo te suelto mis palabras, 
y en un abrir y cerrar de ojos creo que me debe haber revoleado una ola,
porque no entiendo, estoy varada en un mar de palabras filosas,
que me pinchan, me lastiman.
Mis lágrimas empiezan a brotar, o eso creo, en medio del mar
ya no sé que es o no verdad.
Y cuanto más lucho por salir de ese mar,
más me traga el agua.
Y mis piernas se agotan de mantenerme en flote,
y entonces me enfado,
y mi piel forma un caparazón también,
y construyo mis propias espinas
(por más que no me gusten las espinas).
Y siento que el mar sólo calma
si yo desato huracanes.
Y cariño, mi amor...
Si acaso vienes con un mar agitado
deja que lo calme,
sólo con amor.