Y ahora este miedo me domina, el miedo al "¿qué pasará?", el miedo a que se rompa la burbuja en la cual siento que voy flotando, subiendo, bien arriba, arriba donde me llevan sus besos...
Porque explota y caemos al suelo. Sin salvavidas, sin paracaídas, sin nada que amortigüe. Caída seca y dura, donde el corazón es lo primero que estalla.
Y realmente, no entiendo porque a la gente no le gusta que le admitan que tienen miedo, yo creo que es algo bueno. El miedo es el que me ayuda a darme cuenta si esa persona me importa o no lo hace. A mayor miedo, más importancia le doy.
Y sí, ya sé. Supongo que se espera de nosotros que seamos valientes, capaces de mirar el suelo con confianza y decir "no me importaría caer, porque he ganado al estar aquí arriba contigo". Pero no seamos idiotas, a todos nos importaría caer, todos tememos eso, que la nube de algodón se convierta en terrible tormenta, que caigamos entremezclados de relámpagos y granizo.
Porque una vez que encontramos luz es difícil volver a estar en la oscuridad.
Y yo no recuerdo luz más brillante que la que me otorga él con sus ojos...
Así que, hoy por hoy, te digo esto y te lo digo orgullosa...
me muero de miedo.