lunes, 28 de enero de 2013

En lugar de esperar.

"(...) Y después de un tiempo uno aprende
que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar
que alguien le traiga flores. "


sábado, 26 de enero de 2013

Volar.


—(...) Pero eso sí, y en esto soy irreductible... no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.


Yo creo que todos volamos cuando se trata de amor.
No es algo que se sepa o no sepa hacer, es algo que simplemente se da, que un día cualquiera te das cuenta que estás bien alto, ahí arriba, flotando. Volando.

Si no volamos es porque no estamos al lado de la persona adecuada que nos inspire a despegarnos del suelo. Pero volar, volamos todos.

De esa miel no comen las hormigas.


—El lujo es vulgaridad— dijo

...y me conquistó.

viernes, 25 de enero de 2013

Missing you.


La Real Academia Española define extrañar como "advertir, notar su falta".
Eso podría servir para cuando yo quiera decir que extraño el chocolate. Pero se queda chica para otras cosas. ¿Se queda chica la definición o la palabra en sí? ¿Cómo se llama cuando se extraña con el alma? Cuando es de lo más profundo de una misma que se reclama esa "falta". Como tener un bicho dentro que exclama por ese chocolate, ansioso, a todas horas, y te desgarra desesperado.

Extrañar es de las peores cosas que hay porque no tiene remedio alguno, mas el tiempo. Y el tiempo se vuelve como una tortuga decrépita que no avanza por más que quiera.


Y de entre todas las peores cosas de extrañar
nada más horrible que el no saber si el otro te extraña de igual manera.


jueves, 24 de enero de 2013

lunes, 21 de enero de 2013

Adiós.


"No hay beso que no sea principio de despedida; incluso el de llegada"
(George Bernard Shaw)

Y yo intento evitarlo. Primero queriendo pensar que es un día como cualquier otro... pero no puedo. Estoy nerviosa, ansiosa. 
Cansada de fingir que no pasa nada me enfado con el tiempo e intento pararlo. Le grito, lo maldigo. Doy vuelta las manecillas, saco las pilas a aquellos relojes prepotentes que no hacen más que dejar notar el avance del tiempo, minuto tras minuto que pasa, y cuanto más se lo quiere retener, más veloz éste se escapa. 
Y sin embargo, no sirve. Veo descender el sol por mi ventana. Se va la luz y llega la noche aplastándolo todo: nuestras charlas, nuestros abrazos, nuestros pequeños momentos compartidos. Y pienso desesperada en cerrar todas las ventanas, creernos que estamos todavía en la mañana, pero cuando quiero darme cuenta estoy en el aeropuerto sosteniendo tus maletas. En silencio, siempre en silencio, porque si abro la boca para decir una simple palabra me desbordan los ojos. Es como si no oyera, no hablara, ni siquiera mirara pues tengo la vista clavada en algún punto a la distancia pero sin poner atención en nada. Todos mis sentidos en no llorar. Y como masoquista que soy me llegan a la mente anteriores despedidas, y me empiezo a cansar de eso, y me enfado también con las despedidas, las odio, las detesto, me gustaría matarlas a golpes, borrarlas, hacerlas desaparecer. Las despedidas son mi peor enemigo. Peores que el tiempo, pues éstas son lentas y dolorosas. Y el silencio se inunda de dolor, y las palabras se incrustan en el interior y jamás se olvidan.
"Adiós". Cinco letras que suenan como disparo al corazón.

Y lo peor de todo es que recién se hace real cuando te pierdo de vista.
Y ahí, me inunda el vacío. Ese vacío especial de despedidas, el que no se puede llenar mas que con lo que acabas de soltar.
Y me quedo con ese sabor amargo que solo el tiempo sabe calmar (pero no borrar), preguntándome cuándo es que te volveré a ver...

sábado, 19 de enero de 2013

Somos dos.


“Yo soy yo.
Vos sos vos.
Yo no estoy en este mundo
para llenar todas tus expectativas.
Y sé
que vos no estás en este mundo
para llenar todas las mías.
Por que yo soy yo
y vos sos vos
y cuando vos y yo nos encontramos
es hermoso;
y cuando encontrándonos, no nos encontramos
no hay nada que hacer”

jueves, 17 de enero de 2013

Biblioteca.


Hoy compramos una biblioteca. Es lo más chiquita que se pueda imaginar, lo que puede abarcar nuestro pequeño departamento. Estábamos todos como nenes que abren sus regalos de navidad. Llenándola con los libros que ya andaban tirados por el suelo (literalmente).
Y lo cierto es está bastante lejos de mi sueño. De tener una casa con una biblioteca enorme que vaya de pared a pared, de suelo a techo. Pero hoy escuché a mi madre decir "es como cuando una recién se casa, que cada pequeña cosa que va aportando al hogar es todo un logro". Y es así. 

Una vez tuvimos una biblioteca soñada. La regalamos a una de mis tías por una mudanza en la que no llevamos más que un par de maletas por cabeza.
A día de hoy de vez en cuando veo esa biblioteca...

Tantas veces empezar de cero, 
tanto esfuerzo por el volver a empezar.

Todo tiene su lado bueno.
No se imaginan lo que valoro esa pequeña biblioteca que descansa en el salón.

Cómo.

" ¿Cómo se puede decidir dejar de querer a una persona? Yo no tengo carácter para eso. Yo no soy como esos que para dejar de fumar tiran el paquete de cigarrillos y no vuelven a fumar nunca más. Una vez lo intenté... y esa misma noche fui a buscar los cigarrillos en el cubo de la basura. "

(manuale d'amore)

lunes, 14 de enero de 2013

Quizá.

"Quizá, cuando un hombre está enamorado, no se equivoca. Quizá, los que no están enamorados, son los que se equivocan."


jueves, 3 de enero de 2013

Arrancando el corazón.


—Y vos, ¿tenés algo para decirme?— me soltás con esa medio sonrisa en la cara. Y eso después de soltarme 20 mil cosas hermosas, de prácticamente arrancarte el corazón y dármelo en una bandeja de plata. Yo intentando acordarme cómo era que se respiraba y vos ahí, matándome con tu mirada.
¿Cómo no voy a tener algo para decirte? Lo tengo, lo siento en mi interior. Pero quizás hace ya demasiado tiempo que no acostumbro a traducir sentimientos en palabras. Por eso quiero intentar así, deslizando mis manos de manera rápida por el teclado, más cobarde... sí. Pero es de a pequeños pasos que se llega a la cima de la montaña.

¿Cómo empiezo para que entiendas? Si releo algunos textos antiguos que de vez en cuando saco de mi cabeza, veo que me describo a mí misma como un "jarrón roto", una "puerta cerrada" y más tonterías de la misma índole.
Yo te andaba buscando, desde hace mucho, mucho tiempo. No sabía de vos pero sabía que tendrías que estar ahí afuera. Y sorprendentemente llegaste, y fuiste mucho más allá de mis expectativas, fuiste la llave perfecta que abrió la puerta, tus manos las únicas que con rozarme me armaron de nuevo. Y ahí estoy, como un jarrón firme encima de la mesa, y no vacío, sino lleno de rosas que no paran de florecer, más cada día, que le dan al ambiente ese algo especial, que uno entra y no sabe que es, pero ahí esta, se siente, es real.
Es como si la mochila de soledad que llevaba a todos lados conmigo hubiera quedado perdida desde el día que te conocí. Como si por andar pensando en vos a cada minuto la hubiera dejado olvidada en alguna esquina, de despistada, y que, con suerte, no tenga que volver a tropezarme con ella jamás.

Repito: no sé traducir sentimientos. No me acuerdo  o quizás, nunca lo haya hecho. No de la manera que hacés vos conmigo. Vos volvés todo mágico, todo hermoso, incluso utópico.
Me das momentos de películas que una mira en casa comiendo pochoclo y se queja de que no existe cosa igual.

Pero resulta que sí existe.
Sos vos. 
Somos nosotros.

Y quizás algún día aprenda de vos, tome tu habilidad de traspasar al otro con la mirada, de pronunciar cada palabra de manera que arda el corazón.
De momento aun no sé como, pero si sé que no es porque no lo sienta.