Un adiós que se suma a la colección.
Yo ya los conozco. Tengo varios... de distintos tamaños, formas y colores.
Pensaba que hoy sería uno más del montón.
Pensaba que hoy, acostumbrada a tantos, mi único papel sería tomarlo como se toma cualquier libro y apilarlo en la biblioteca de despedidas.
Y sin embargo, recién hoy descubrí que hay cosas que no importa cuantas veces se vivan, cuantas veces se crea superado.
Duele igual.
Hay cosas a las que no nos podemos volver inmunes.
Me será siempre imposible decir adiós sin derramar una lágrima
Duelen las despedidas.
Duele la incertidumbre de cuándo te volveré a ver.
Los adioses se han amontonado y se han repetido con tanta frecuencia que se han vuelto cotidianas y ya no duelen, pues por cada adiós hay un bienvenido.
ResponderEliminarBesos