Las vueltas y cambio de direcciones que da el viento
se quedan chicos comparado a tu persona.
Sos tan inestable que, a veces, me da miedo. Bueno, a veces no, siempre.
Planeás proyectos radicales basados en la nada. ¡En la nada!
Y después estoy yo, que cada cosa debe ir a su lugar, que debemos medir centímetro por centímetro el siguiente paso a hacer,
después de haber evaluado todas las posibilidades.
Me cuesta creer por momentos que tenemos la misma sangre
corriendo por nuestras venas.
Me cuesta escucharte hablar y entenderte,
porque definitivamente somos polos opuestos.
Yo soy pura mente neurótica.
Vos sos puro corazón incoherente.
Con lo primero que te ilusionás, lo convertís en tu vida. Después sale mal, obvio, porque no hubo tiempo para pararse a pensar en un primer momento. Y te ponés mal, y me lo contás y yo me muerdo los labios para no decir "ya sabía que iba a pasar esto", y mientras te escucho ya voy temiendo al día de mañana cuando vengas con otro plan igual o más (creo que van en potencia) de alocado.
Me gustaría poder cederte un poco de mi cordura, y robarte algo de tu locura.
Creo que a ambas nos haría bien.